Hola de nuevo a todos:
Como es costumbre, mi compañero José Miguel, terapeuta del centro, me ha pedido que haga un artículo profesional para este blog.
Sin embargo Josemi, me vas a disculpar, porque hoy me quiero salir del camino que marcan las temáticas relacionadas con mi profesión, la psicología, e incluso del egoísmo de glorificar a mi residencia “La Purísima”.
Me gustaría hablar un poco de todos: De la Purísima, de Rioja, de Macael, de Albox, de Bacares, de Tíjola…... Incluso traspasar las fronteras de mi empresa, GERIAL.
Estos años he aprendido, que no importa el centro en el que me encuentre, sea más grande o más pequeño, más nuevo o más antiguo, más moderno o más clásico, más concertado o más privado; todos ellos comparten los mismos problemas, las mismas incidencias, las mismas incertidumbres, y sobre todo, la misma calidad profesional. Y de esto último, es de lo que quiero hablar.
Siempre se ha dicho que en ningún caso somos sustitutos del cariño que les puede ofrecer su familia, pero me encantaría que todos los que no conocéis nuestro día a día, miraseis por el rabillo del ojo como trabajamos. Os sorprendería ver:
o Como se miman a nuestros usuarios y usuarias todos los días
o Con que ternura les bañamos y protegemos su piel
o Como les arropamos y cuidamos para que duerman bien
o Como les vestimos y como maquillamos a las más coquetas
o Como soportamos estoicamente los insultos y las agresiones de aquellos que mentalmente no están bien.
o Como procuramos facilitarles la vida, a través de las adaptaciones que se les proporciona, y de la individualización de su tratamiento.
o Como nos armamos de paciencia con aquellos que andan despacio
o Como respetamos las interpretaciones de las cosas que hacen aquellos que han perdido la capacidad de juicio.
o Como escurrimos nuestro cerebro para prepararles actividades que les estimulen y les entretengan.
o Como gozamos cuando vemos que su salud mejora sustancialmente
o Como nos sentimos orgullosos, cuando les vemos disfrutando en las fiestas y en los viajes
o Como escuchamos sus preocupaciones
o Como lloramos cuando nos dejan…..
A fin de cuentas, aunque no es de sangre, para muchos de ellos somos su familia, su protección. Somos aquellos que nos hemos cruzado en su camino para darle ritmo y esperanza a su vida.
Este humilde artículo, está dedicado a todos los que trabajan con ética, profesionalidad y sobre todo, con corazón, con mucho CORAZÓN.
Un saludo:
José Luis Ramos Conchillo (psicólogo)
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